viernes, 13 de noviembre de 2009

Poesías de otoño


ME PONE TRISTE EL OTOÑO

Me pone triste el otoño

y no encuentro solución,

están los rojos madroños

llamando a mi corazón.


Se me enreda entre los dedos

la nostalgia del calor

de un verano que agoniza

y se lleva la ilusión.


De sonrisas y alborozos

y de promesas de amor.

La playa queda desierta,

una nube oculta el sol,

un arrogante oleaje

pone fin a una canción.

Encarna Jiménez de la cruz


OTOÑO

Otoño, preludio de invierno

hojas secas, amarillas

que van muriendo,

tardes grises y plomizas

como mis sueños.

Encarna Jiménez de la cruz


AMANECER DE OTOÑO

Una larga carretera

entre grises peñascales,

y alguna humilde pradera

donde pacen negros toros. Zarzas, malezas,jarales.

Está la tierra mojada

por las gotas del rocío,

y la alameda dorada,

hacia la curva del río.

Tras los montes de violeta

quebrado el primer albor:

a la espalda la escopeta,

entre sus galgos agudos, caminando un cazador.

Antonio Machado

jueves, 5 de noviembre de 2009

Quiero cantarle a mi tierra

Hoy he descubierto a una cantante extremeña de Quintana de la Serena desconocida por mí, en este video canta una copla dedicada a los emigrantes extremeños.


La copla

La copla es una forma poética que sirve de letra para canciones populares. Su nombre proviene de la voz latina copula, "lazo", "unión". La copla surge del pueblo, el pueblo que sueña imprime a la Copla ese impulso telúrico que, adornado armónica y vocalmente, cuenta pasiones y sensuales historias.





LA COPLA

Hasta que el pueblo las canta,

las coplas, coplas no son,

y cuando las canta el pueblo,

ya nadie sabe el autor.


Tal es la gloria, Guillén,

de los que escriben cantares:

oír decir a la gente

que no los ha escrito nadie.


Procura tú que tus coplas

vayan al pueblo a parar,

aunque dejen de ser tuyas

para ser de los demás.


Que, al fundir el corazón

en el alma popular,

lo que se pierde de nombre

se gana de eternidad.

Manuel Machado

lunes, 2 de noviembre de 2009

Día de difuntos

Silencio y paz. Fue llevado al país de la vida. ¿Para qué hacer preguntas? Su morada, desde ahora, es el Descanso, y su vestido, la luz, Para siempre. Silencio y paz. ¿Qué sabemos nosotros?

En la salida del sol y a su puesta, los recordamos.

En el viento tibio y en el frío del invierno, los recordamos.

Al abrirse los brotes y en el renacer de la primavera, los recordamos.

En el azul del cielo y en el calor del verano, los recordamos.

En el susurro de las hojas y en la belleza del otoño, los recordamos.

En el principio del año y cuando se acaba, los recordamos.

Cuando estamos cansados y necesitados de fuerza, los recordamos.

Cuando estamos perdidos y desalentados, los recordamos.

Cuando tenemos alegrías que deseamos compartir, los recordamos.

Mientras vivamos, también ellos vivirán, pues son ahora parte de nosotros, cuando los recordamos.