Hace ya muchos años, que los extremeños ya no hablan así, yo desde luego no he conocido a nadie que hable de esta manera, aunque aun se conservan algunas palabras sueltas y diferentes según la zona. Desde que Luís Chamizo publicó El Miajón de los Castúos, un grupo de autores cultivan esta escuela literaria, que trata de encontrar la esencia de la identidad del pueblo extremeño.
¿Existe realmente un dialecto extremeño? Leyendo a Gabriel y Galán y Luís Chamizo, se ve una diferencia de escritura con los escritores regionalistas actuales. Yo creo que en Extremadura lo que existe es una pronunciación y una entonación diferente, pero no se puede hablar de dialecto, para hablar de dialecto, tendríamos que hablar y escribir de otra manera, y los extremeño hablamos el español con sus particularidades, y escribimos en el mismo idioma pero sin esas particularidades.
A mi me encanta leer poemas en extremeñu, y esta bien que se mantenga como parte de nuestra cultura.
Soy una ignorante en esta materia, por eso me sorprende ver unas diferencias grandes entre unos escritos y otros en estremeñu. Por ejemplo estos de J.L.C.Gómez y Jose Ramirez Lopez Uria.
qu’antaño hemog conocío,
lag egcursioneg a Caya
y lag girag junto ar río.
¡Aqueyag eran zagalag
y aqueyog eran amigog!
J.L.C.Gómez
MERIDA
En el tanto que vos hablo
me he dio gorviendo serio,
y me he dejao de gromas,
y jasta grave me he puesto,
porque mis señores gustan
de que vaya sacudiendo
ese pelo de la jesa
que llevaba en otros tiempos;
y porque habiendo viajao
tanto como vos refiero
unas miajas se pegan
de los hombres de celebro,
y echamos otro caraite,
y acabamos por jacenos
a la mano otras palabras
que las del lenguaje nuestro.
Además: que ya llegamos
a Mérida; y que tenemos
a la vista cachivaches
y cosas de tanto mérito
que no juera sido justo
andase con poco tiento.
¡Si habierais visto, zagales!
¡Qué gorpe de más efeto!
¡Llegá de plonto a unos llanos
pelaos y jasta feos
y encontrarvos las ruinas
metías en un bujero!
¡Eso sí que eran trabajos!
¡Qué anfitreato, mi agüelo!
Las plazas menumentales
que agora están construyendo
no deben ser más hermosas
ni deben tené más rueo.
¡Y vaya cachos de piedra
pa que las moviera el viento!
¡Fuera curioso enterase
de qué jorma las trujeron!
Estas cosas que vos igo
Son de tiempos tan añejos
que icen que en aquel estonces
dirnoraban por completo
lo que juera una escopeta
pa la cata d'un conejo;
y ni jumaban petillos
tan siquiera de veneno
como son las tagarninas
que en el istanco escogemos.
En fin. ¿Pa qué más palabras?
Con decirvos que era en tiempo
de los romanos, de fijo
vos queáis satisfechos.
No jumaban, ni tiraban
tiros, los mozos aquellos;
pero pá tallá la piedra
eran unos feloménos.
¡Qué escurturas! ¡Qué mujeres
más hermosas! ¡Y qué frescos
los vestios! Bien pudiera
ser que en los tiempos aquellos,
como jace tantos años,
no habiera entavia ivierno.
Pos ¿y los hombres? ¡Qué juertes!
¡Chacho! ¡Serían de jierro
singún los cachos de mármoles
ande copiaos los vemos!
En aquel anfitreato
Se runían, yo me pienso,
que pa que se celebraran
sesiones de ayuntamiento;
pos por lo visto ya estonces
usaban tales enreos.
Allí se discutiría
la cuestión de los impuestos,
y dirían por trabajo
los paraos jornaleros.
¡Qué antiguas son estas cosas!
¡De los romanos ná menos!
Pero me he metio en grandes
riflexiones y no es güeno
que por jaceme el leio
vos resurte majaero.
Pudiera decirvos mucho,
porque oído mucho tengo,
del Acueduto, del Arco
de Trajano y to lo güeno
que.en Mérida se conserva
de cuando jué tan gran pueblo
que aseguran que jacia
por tres Madríles lo menos.
Pero cuando mis señores
vengan que lo cuenten ellos;
que ellos son los que lo saben
y los que me lo dijeron.
Cuando vengan al cortijo,
y mientras zumban los vendos,
y con los cachos de ancina
vamos avivando el fuego
ascucharéis lo que han visto,
que es tanto y de tanto mérito
que hais de quear como estatuas,
pasmaos y boquiabiertos.
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