martes, 17 de febrero de 2009

Carnaval

El significado de la palabra Carnaval está clara, lo más probable es que el origen del vocablo Carnaval proceda del término del latín medieval Canelevarium, que quiere decir algo así como eliminar la carne, aludiendo a la prohibición de comer este alimento durante los 40 días de La Cuaresma, otras versiones, carne tollendus, que quiere decir también se ha prohibido la carne. Carne vale, es el equivalente a la expresión adiós a la carne, y Carrus navalis, que hace alusión a la forma en que el antiguo dios supremo de Egipto, Ra, el sol, aparecía en el firmamento.
La celebración del Carnaval es una de las fiestas más populares. Se celebra en los países que tienen tradición cristiana, precediendo a la cuaresma. Por lo general, en muchos lugares se celebra durante tres días, y se los designa con el nombre de carnestolendas, y son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la cuaresma en el Calendario Cristiano.
Hay países en que se comienza la celebración del carnaval en distintas fechas, como en algunos lugares de Alemania en que se inicia el 11 del 11 a las 11 horas 11 minutos. O los hay que lo comienzan no bien termina la Epifanía, el 6 de enero. En otros lugares es tradicional comenzar el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, y lo denominan Jueves Graso.
En ciertos países en que el Carnaval está muy arraigado como celebración popular, y ya alejado de su significado religioso, alargan los festejos a los fines de semana del mes de febrero y a veces el primer fin de semana de marzo.
Actualmente hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares, que atraen al turista y al amante de las costumbres de cada sitio, como lo son el Carnaval de Río, el de Santa Cruz de Tenerife, el de Oruro en Bolivia, el de Corrientes en Argentina y el de República Dominicana, con sus distintas expresiones.

CANCIÓN DE CARNAVAL

Musa, la máscara apresta,

ensaya un aire jovial

y goza y ríe en la fiesta

del Carnaval.

Ríe en la danza que gira,

muestra la pierna rosada,

y suene, como una lira,

tu carcajada.

Para volar más ligera

ponte dos hojas de rosa,

como hace tu compañera

la mariposa.

Y que en tu boca risueña,

que se une al alegre coro,

deje la abeja porteña

su miel de oro.

Únete a la mascarada,

y mientras muequea un clown

con la faz pintarrajeada

como Frank Brown;

mientras Arlequín revela

que al prisma sus tintes roba

y aparece Pulchinela

con su joroba,

di a Colombina la bella

lo que de ella pienso yo,

y descorcha una botella

para Pierrot.

Que él te cuente cómo rima

sus amores con la Luna

y te haga un poema en una

pantomima.

Da al aire la serenata,

toca el auro bandolín,

lleva un látigo de plata

para el spleen.

Sé lírica y sé bizarra;

con la cítara sé griega;

o gaucha, con la guitarra

de Santos Vega.

Mueve tu espléndido torso

por las calles pintorescas,

y juega y adorna el Corso

con rosas frescas.

De perlas riega un tesoro

de Andrade en el regio nido,

y en la hopalanda de Guido,

polvo de oro.

Penas y duelos olvida,

canta deleites y amores;

busca la flor de las flores

por Florida:

Con la armonía te encantas

de las rimas de cristal,

y deshojas a sus plantas,

un madrigal.

Piruetea, baila, inspira

versos locos y joviales;

celebre la alegre lira

los carnavales.

Sus gritos y sus canciones,

sus comparsas y sus trajes,

sus perlas, tintes y encajes

y pompones.

Y lleve la rauda brisa,

sonora, argentina, fresca,

¡la victoria de tu risa

funambulesca!

De Rubén Darío

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