miércoles, 2 de enero de 2008

BROZAS


A cincuenta kilómetros al oeste de Cáceres y poblada por poco más de dos mil habitantes, la recia y sobria imagen de la villa de Brozas la quinta esencia del sabor del paisaje extremeño. Los campos de cebada y de trigo alternan con las viñas y sus ricas tierras de pastos. Algunos autores ubican en este pueblo, un antiguo templo visigodo de donde proceden las dos pilas de agua bendita que hoy exhibe su orgullosa iglesia parroquial. Brozas abre sus ojos a la historia en calidad de aldea de Alcántara como cabeza de la Encomienda Mayor de la legendaria orden de la cruz verde. Rancios linajes la escogieron como residencia para regentar vastas dehesas cuajadas de ganado vacuno y lanar, entre otros los Flores de Lizaur y la saga de los Ulloa. Este rancio pueblo, villa desde 1537, se jacta de ser la cuna de un puñado de figuras de renombre, entre las que destaca Francisco Sánchez de las Brozas, notable humanista del siglo XVI apodado “El Broncense”. Catedrático de la universidad de Salamanca, fue creador de la primera gramática general publicada en el mundo, con el nombre de Minerva. También se honra de ser la patria chica de Fray Nicolás de Ovando y Flores, comendador de Lares en la Orden de Alcántara y primer virrey de las Indias a instancia de los Reyes Católicos, así como del insigne autor teatral Casimiro Orta.

Sus ricas chacinas y jamones serranos encandilan a quienes lo catan, por no hablar de sus exquisitas tencas, ya sean fritas, escabechadas o al limón. Para hacer honor a estas viandas cuenta con un delicado vino blanco que es la envidia de la comarca. En los menesteres artesanos brilla con luz propia en la forja de hierro, la guarnicionería y los muebles artesanos. El 17 de enero celebra sus fiestas de San Antón con dulces ofrendas y el llamado baile del Cordón, donde los danzantes dibujan con sus pasos un singular trenzado geométrico.

Aún perviven en Brozas las calles estrechas y vericuetas, con reminiscencias hebreas. Relucientes de cal se suceden las casas bajas de ventanas recoletas que contrastan con las numerosas casonas solariegas que nos salen al paso. En una ancha plazuela resplandece la antañona morada de los Arguello-Carvajal con sus amplias balconadas de hierro forjado y coronadas por un soberbio escudo tallado en mármol que sobrepasa el alero del tejado. En su interior esconde un armonioso patio renacentista engalanado con galerías, arcadas y columnas. En la angosta calle que conduce a la iglesia sorprende al curioso otro noble palacio de precioso balcón esquinero y recios blasones, al que se suman, llenos de encanto y de muy variados estilos los del conde de Canilleros, de la Encina, el de los Arce, la casa de las Flores, la de los Tejada y la de los Bravos. De la primitiva fábrica de su castillo, asolado una y otra vez durante las guerras medievales, conserva pocos sillares pero hoy se alza altanero con dos lienzos de muralla y una puerta flanqueada por sendas torres redondas y avanzadas. En sus adentros quedan restos del segundo recinto y de la que fuera su imponente torre del homenaje. Queda constancia de que en el año 1413 el infante don Pedro lo derriba sin piedad en una de las encarnizadas batallas que sostiene con Juan II.

Exceptuando a la catedral de Coria, su iglesia de Santa María la Mayor no encuentra paragón en toda la diócesis. Con su estilo gótico e influencias renacentistas, se eleva al cielo con porte majestuoso y una espectacular portada principal enmarcada por dos pináculos y haces de pequeñas columnas entre archivoltas de filigrana y relieves angelicales. Un ventanal de medio punto corona el conjunto con los medallones de San Pedro y San Pablo en las enjutas, presidido por la imagen del Padre Eterno cobijada en una hornacina. Puertas adentro luce tres naves de esbeltas columnas asalmeradas que custodian nobles sepulcros, como el que descansa, en una de sus capillas, don Gonzalo Gutiérrez en mármol con gran minuciosidad. El otro templo que engalana la villa, bajo la advocación de los Santos Mártires, es también esbelto y armonioso. Desde uno de los ángulos de su fachada, la monumental imagen del Sagrado Corazón domina su pétrea mirada la quietud y relajo que se respira en ese bello pueblo cacereño.

6 comentarios:

Mª Angeles dijo...

gracias por este blogg
no se quien eres pero se ve que quieres mucho a extremadura tanto como yo
Saludos Mª Angeles

Marita dijo...

Yo estoy fuera de Extremadura. Dicen que queremos más a nuestra tierra cuando estamos lejos de ella, y eso es lo que nos pasa a todos los que hemos emigrado, la apreciamos más que cuando estábamos en allí. Un saludo, Y gracias por dejarme un comentario.

Mª Angeles dijo...

Yo tanbien estoy fuera es verdad lo que dices los que estan alli no aprecian lo que tienen.
¿Eres de Brozas?
yo si estoy en Voitoria
saludos

Marita dijo...

Mª Ángeles siento decepcionarte, pues siempre es agradable encontrar a alguien que pertenezca al mismo pueblo que una, pero yo soy de la provincia de Badajoz, de un pueblo llamado Villar del Rey. El hecho de poner a Brozas, es por que estoy tratando de poner en este blog las cosas más interesantes de Extremadura, y creo que Brozas está entre ellas. Un cordial saludo.

Mª Angeles dijo...

Pues encantada de conocerte y que incluyas a mi pueblo en tu blogg
en verdad tiene mucho que enseñar y que ver pero no se sabe sacar partido de ello.
Saludos Mª Angeles

Marita dijo...

Igualmente Mª Ángeles, aunque no seamos del mismo pueblo, ha sido un placer encontrarme con un comentario de otra extremeña fuera de nuestra tierra.
Si que tú pueblo tiene muchas cosas que ver, pero nunca apreciamos bastante lo que tenemos, seguramente allí no les dan ninguna importancia a su patrimonio.
Encantada. Un saludo muy cordial y que disfrutes de estas minis vacaciones de Semana Santa.