viernes, 21 de diciembre de 2007

Poetas extremeños

Carolina Coronado

Carolina Coronado Romero de Tejada Nació en Almendralejo, Badajoz (Extremadura), el 21 de agosto de 1821. Murió en Lisboa, 15 de enero de 1911, fue enterrada en Badajoz, considerada como la equivalente extremeña de otras autoras románticas coetáneas como Rosalía de Castro, y autora de tal notoriedad que llegaría a ser calificada con el título de "Bécquer femenino".

Ya desde pequeña mostró su interés por la literatura, y comienza a leer, robando horas al sueño, cualquier género u obra que puede conseguir. Por ello desarrolla una extraordinaria facilidad para componer versos con un lenguaje algo desaliñado e incluso con errores léxicos, pero espontáneo y muy cargado de sentimiento.

LA LUNA ES UNA AUSENCIA

Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulante
tras los vapores de la nube acuosa?

negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!


José de Espronceda

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado. Nació en un lugar situado cerca de Almendralejo Badajoz (Extremadura) llamado Pajares de la Vega, el 25 de marzo de 1808 Murió en Madrid, 23 de mayo de 1842, fue un poeta de la época del Romanticismo, considerado como el más destacado poeta romántico español.

EL SOL
HIMNO

Para y óyeme ¡oh sol! yo te saludo
y extático ante ti me atrevo a hablarte:
ardiente como tú mi fantasía,
arrebatada en ansia de admirarte
intrépidas a ti sus alas guía.
¡Ojalá que mi acento poderoso,
sublime resonando,
del trueno pavoroso
la temerosa voz sobrepujando,
¡oh sol! a ti llegara
y en medio de tu curso te parara!
¡Ah! Si la llama que mi mente alumbra
diera también su ardor a mis sentidos;
al rayo vencedor que los deslumbra,
los anhelantes ojos alzaría,
y en tu semblante fúlgido atrevidos,
mirando sin cesar, los fijaría.

jueves, 20 de diciembre de 2007

ALMENDRALEJO

ALMENDRALEJO

En el centro de la fértil llanura de Tierra de Barros aparece “la ciudad romántica”, nombre por el cual se conoce a Almendralejo, que fue de los dos poetas más representativos del romanticismo español: Carolina Coronado y José de Espronceda. Según la leyenda, fue fundada por unos labradores provenientes de Mérida en medio de un campo de almendras, de donde deriva suactual nombre.
En Almendralejo fue encontrado, ya en el siglo XIX, el famoso disco de Teodosio, que data de 388, pieza clave del arte paleocristiano. En 1241 y con motivo de la expulsión de los musulmanes, se llevó a cabo, de la mano del maestre Vasco Rodríguez, perteneciente a la Orden de Calatrava, una gran repoblación del lugar. De nuevo los campesinos emeritenses ocuparon la zona, que a partir de entonces pasó a ser territorio dependiente de Mérida hasta 1536, fecha en que los habitantes compraron al Emperador Carlos I el título de villa. Sin embargo, no fue hasta el año 1851, cuando la reina Isabel II concedió a Almendralejo el titulo de ciudad.

Hoy la economía de la ciudad está basada en la agricultura; sus fértiles tierras han motivado la famosa denominación de “el granero de Extremadura”. La vid y el olivo constituyen una importante fuente de ingresos para la localidad, lo que ha servido para convertir a Almendralejo en una próspera ciudad con abundante banca y comercio. Tampoco hay que olvidar que es el centro de la Tierra de Barros, llamada así por su finísima tierra de la cual, tras un breve proceso de cocción, se fabrican objetos típicos de la zona, como jarrones o botijos, una variante de la tradicional alfarería española, muy apreciada por los coleccionistas.

En el plano cultural, tampoco Almendralejo es una ciudad rezagada. El Complejo Cultural Santa Ana, junto a la Universidad Popular, se encarga de la preparación de actividades que significan un acercamiento de la cultura a la ciudad extremeña; es el caso de las jornadas etnológicas y de un certamen anual de teatro infantil.

L gastronomía no deja de ser importante. Destacan el cojondongo, variedad extremeña del gazpacho andaluz, junto a la tradición repostera de Almendralejo, famosa sobre todo por sus dulces de almendra, hojaldres, y las conocidas yemas del convento de Santa Clara. Además, aquí se produce un cava autóctono, un hecho que unido a la calidad de sus vinos, consiguió que en el año 1987 la villa de Almendralejo fuese declarada Ciudad Internacional del Vino.

Aparte de la gran cantidad de lugares de ocio y diversión, podemos apreciar en Almendralejo una relevante arquitectura, de gran influencia andaluza, sobre todo en el casco antiguo. El edificio más característico de lugar, unido a las bonitas casas señoriales encaladas, es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Purificación, concluida en 1539. Consta de tres hermosas portadas, dos de ellas platerescas y la principal de estilo gótico. L torre, finalizada en el año 1603, tuvo que ser restaurada tras su derrumbamiento en 1936, durante la Guerra Civil Española. Originariamente, esta torre pertenecía al estilo herreriano.

Muy cerca de la iglesia está el palacio de los Marqueses de Mansalud, del siglo XVIII, en cuyo interior nació una de nuestras mayores glorias de nuestra poesía romántica: José de Espronceda. Actualmente el edificio es la sede del ayuntamiento de la localidad.

Otro monumento de carácter religioso que merece ser visitado es la Ermita de la Piedad, del siglo XVI, Esta preciosa ermita ha sido víctima de numerosas alteraciones, sobre todo en los siglos XVII y XVIII, Pertenece al estilo barroco y consta de tres espléndidos altares, el principal dedicado a la Piedad, patrona de la ciudad, y los laterales, de igual belleza, a San Blas y a San Roque.

Destacan en Almendralejo, además, numerosos conventos, y entre ellos el de los franciscanos descalzos, construido durante el siglo XVII, que actualmente ha sido convertido en el centro cultural de la villa.

En relación con la arquitectura civil más relevante de este lugar, además del edificio del Ayuntamiento ya citado, son también de gran interés el palacio del Marqués de la Encomienda y el Palacio del marqués de la Oliva.

En cuanto a sus festividades, la más popular, además de las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Piedad, es la Romería de San Marcos, que tiene lugar el día 25 de abril, con una gran afluencia de público.

Son también dignas de mención, durante los meses de agosto y septiembre, las notables fiestas de la vendimia, para cuyas labores primero, y el consiguiente divertimento después, acuden jóvenes de toda España y, en los últimos años, estudiantes de otros países de Europa y también de Norteamérica, deseosos tanto de aprender nuestro idioma como de gozar de unas fiestas que se hacen sumamente gratas.



martes, 18 de diciembre de 2007

El Villancico


El Villancico

En sus orígenes, en el siglo XV, villancico es un término empleado para designar a una composición poética de carácter popular. Literariamente consiste en un estribillo de tres versos, unas coplas de cuatro, uno o dos versos de enlace y repetición de los últimos versos del estribillo, que reciben el nombre de vuelta. La temática del villancico, distaba mucho de tener un carácter religioso. Entre las composiciones conservadas en el Cancionero de Palacio, una de las fuentes musicales más antiguas del género, aparecen villancicos con los contenidos más dispares, desde textos amorosos a violentas e irreverentes sátiras, pasando por composiciones que celebran algún destacado acontecimiento, así como cantos en alabanza de Cristo o la Virgen María. Por lo tanto, se trata de un género en el que no hay restricciones de contenido y cuya finalidad, aunque tenga tema religioso, no es nunca una ceremonia litúrgica.
Durante la segunda mitad del siglo XVI coexisten dos tipos de temática en el villancico: la profana y la religiosa. En la actualidad el término "villancico" se ha convertido exclusivamente en sinónimo de canción de Navidad, preferentemente de origen popular.
Este es mi villancico preferido.


El pequeño tamborilero.

El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
al Redentor, al Redentor.

Yo quisiera poner a tu pies
algún presente que te agrade Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también,
y no poseo más que un viejo tambor.
(rom pom pom pom, rom pom pom pom)
¡En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor!

El camino que lleva a Belén
voy marcando con mi viejo tambor,
nada hay mejor que yo pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor
al Redentor, al Redentor.

Cuando Dios me vio tocando ante Él me sonrió.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Villancico castúo


VILLANCICO CASTÚO

¡Ya saben hasta loh guarruh
que llega la Navidá,
tiempu de recogimientu,
alegría y felicidá!

Como aquelluh doh amanteh
se decían en el pajá:

"–Villancicoh vienen, villancicoh van.
¡Ca’ legría en el pueblu
por Navidá!
–Déjate cantá,
arrimáte aquí,
que’ sta tarde de inviernu
ere tú pa mí."
(Bis)

Bajaban dos comadres del pueblu
por la calle principá,
venían lah dos discutiendu
y se lah oía cantá:

"–Villancicoh vienen, villancicoh van.
¡Ca’ legría en el pueblu
por Navidá!
–Déjate tontás,
alegría pa ti,
que mi cuehta de Enero
se macé hasta Abrí.
(Bis)

–Mira el cura del pueblu,
¡qué contentu que’l está!
–Poque ya ha llegau l’ tiempu
de lah güenah limosná.

–De la iglesia vienen, a la iglesia van.
¡Qué contentu está el padre
por Navidá!
–Cállate, pesá,
déjame dormí
que mañana en el tajo
me tocá sufrí."
(Bis)


Y en algunoh lugareh del mundo mundiá
cantan loh rencorosuh:
"¡felí falsedá!
¡Felí falsedá,
sos vaih a pudrí
y vuehtro puto dinero
de ná sos va a serví!"

domingo, 9 de diciembre de 2007

VALENCIA DE ALCÁNTARA



Valencia de Alcántara es un pueblo al que le tengo un cariño especial, porque fue cuna de una parte de mis ascendientes.
Al sur de la Vega de Coria se dilata la tierra de Alcántara, una inmensa llanura enmarcada en el río Sever, el Tajo y la sierra portuguesa de Mamede. Valencia de Alcántara se erige en su bulliciosa capital con unos diez mil vecinos, dedicados a las labores agrícolas y comerciales, en virtud de sus buenas comunicaciones. Aquí acuden desde antiguo los feriantes portugueses los días de mercado. A 98 Km. de Cáceres, se emplaza en la base de una especie de espolón que se adentra en Portugal, donde los dominios cacereños se acercan ya a la provincia de Badajoz.
Al igual que la mayor parte de los pueblos que vivieron bajo el férreo control de la poderosa Orden de Alcántara, hereda un esquema socioeconómico que tiene como protagonista a la dehesa latifundista.Por su condición fronteriza se vio envuelta desde siempre en las mil y una batallas que libraron en su suelo, que asumió a temprana edad el papel de plaza fuerte. La tradición identifica estas fértiles tierras con las viejas luchas mantenidas entre lusitanos y romanos en la antigüedad. Lo cierto es que nace romana como Valentia, fundada por Décimo Junio Bruto en el 138 a de C. Su huella persiste en el acueducto y el puente de abajo, en los mosaicos, aras funerarias, capiteles y columnas hallados en su término. Y es aquel centro de la llamada Lusitania oriental jugó una importante baza económica en tiempos del imperio romano debido a su estratégica ubicación en la llamada Vía de la Plata. Por esta misma calzada llegarían los musulmanes y aquí levantarían su fortaleza, pero don García Sánchez, maestre de la Orden de Alcántara, les arrebata la plaza en 1221. En 1230 la villa es testigo de una entrevista histórica entre las dos viudas de Alfonso IX, doña Berenguela y doña Teresa, en la que deciden la unificación definitiva de los reinos de Castilla y León en la persona de Fernando III el Santo. En 1298 doña Dinis de Portugal y Fernando IV de Castilla firman el tratado de Alcañices, por el que Valencia de Alcántara se reconoce parte integrante de la corona castellana. Tras un sinfín de avatares, portugueses e ingleses la toman por sorpresa en 1654. Felipe V, que viene de Portoalegre, la honra con su visita en 1704 y se aloja en el convento de San Francisco. Un año más tarde y hasta 1715, las tropas aliadas que luchaban a favor del archiduque Carlos ocupan su plaza pese a la heroica defensa que sostuvieron los valencianos. Este ejército, formado en su mayoría por soldados ingleses
y holandeses, violó las condiciones de rendición y arrasó la villa. Durante la guerra de la Independencia la ciudad vive el último episodio de su belicoso destino. Tras su liberación se convierte en capital provisional de Extremadura y celebra las primeras elecciones de la recién estrenada Constitución. Otra fecha destaca en su historia es la inauguración del ferrocarril Madrid-Lisboa en1885, acto al que acuden con lujoso séquito el monarca español Alfonso XII y el lusitano Luís I.
La puerta de las Huertas es la única huella de su soberbio recinto amurallado. Su viejo castillo de origen árabe, engrandecido por los caballeros de Alcántara en el siglo XIII, está tan desfigurado que si los monjes guerreros levantaran la cabeza no lo reconocerían. En su casco antiguo perviven unas curiosas casas de gran antigüedad con portadas ojivales y acaracolados dibujos en sus fachadas que en el medievo se identificaban con las casas de citas. Su barrio gótico, magistralmente conservado, encierra todo el sabor de la arquitectura popular medieval. Las iglesias de la Encarnación, San Antonio y La Campiña alimentan las almas de los valencianos, pero el templo estrella con categoría arciprestal es el de Nuestra Señora de Rocamador. Levantado en el siglo XVI, tiene naves góticas, elementos renacentistas y una hermosa torre herreriana. En sus entrañas se venera al Cristo de las Batallas del insigne Berruguete, mientras que en la sacristía guarda una tabla del Divino Morales titulada la Virgen con los Santos Juanes que realizó en torno a 1560 por encargo del comendador alcantarino fray Antonio Bravo de Jerez. El que fuera antiguo hospicio luce en su fachada un bello escudo labrado en piedra que le proporciona una rancia nobleza. El convento de Santa Clara del siglo XVI, con su precioso claustro herreriano y su coetáneo, el de San Francisco, hoy palacio de los duques de la Victoria se suman a su arquitectura monumental.
Su oferta gastronómica toma cuerpo en deliciosas migas, el típico frite a base de cordero y pimentón y la chanfaina. El domingo gordo de carnaval es tradicional saborear un plato muy especial que tiene como ingredientes arroz, coles y buche de cerdo. Entre sus ricas chacinas destaca el buche de costillas, uno de los embutidos más rudimentarios de España, que se hace con magro y tocino, trozos de rabo, costillas y esternón.
En el capítulo dedicado a las fiestas los valencianos están bien servidos. Los mayos inauguran su calendario; el 24 de agosto celebran a San Bartolomé; el primer domingo de septiembre a su patrona, la Virgen de los Remedios, y a San Pedro de los Majarretes el 19 de Octubre.





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La Nacencia (Luis Chamizo)

COLORES DE MI BANDERA


Que ondee tu bandera

con el verde de tus trigos,

el verde de tus viñedos,

y el verde de tus olivos.


Que ondee tu bandera

con el blanco de tus pueblos,

la blanca flor de la jara,

el blanco de tus corderos.


Que ondee tu bandera

con tus sudores tan negros,

negro tronco de la encina,

negro de tus carboneros.


Estos tres colores son

los que yo respeto y quiero,

los que forman mi bandera,

los colores de mi pueblo.

Encarna Jiménez de la Cruz





viernes, 7 de diciembre de 2007

Plasencia

PLASENCIA


La llamada Perla del Jerte o Ciudad de los Lagos gallarda capital comarcal de los frondosos vergeles del Valle y de la Vera, solar de nobles mansiones, con dos catedrales e infinitos templos en su haber y pregonada por hechos gloriosos e ilustres hombres que dejaron su impronta en su tierra. Su río recorre diecisiete leguas para besar los pies de la villa con un tirabuzón y rendirse a su vega. Se salva por cuatro puentes, el más antiguo el gótico de San Lázaro, con restos romanos, y reconstruido en el siglo XVI. En esta misma centuria Rodrigo Alemán levanta el llamado Puente Nuevo. Le sigue el de Trujillo y uno inaugurado en 1993.

Sobre lo que fue un frondoso bosque de robles y encinas, Plasencia nace con el nombre de Ambracia como una colonia griega de origen macedonio. Más tarde será un campamento militar romano y posteriormente un pequeño núcleo de beréberes llamado Ambroz. En 1178 Alfonso VIII se la arrebata a los moros y la funda con estas palabras: “En honor de Dios, en el lugar que antiguamente se llamaba Ambroz, edifico esta ciudad cuyo nombre de Placentia le impongo para que agrade a Dios y a los hombres”.
Dos lustros después el
pontífice Clemente III la eleva a la categoría de sede episcopal, la más rica de toda Extremadura. En 1196 las huestes almohades de Yasuf-ben-yacub la conquistan, pero el de Navas ataca y en menos de dos años la devuelve al cristianismo. Y decide fortificarla con una colosal obra de ingeniería. De sus setenta torres de sillarejo sólo perviven veintiuna, y cuatro de sus ocho puertas: la del Sol, la de las Berrozanas, la de Coria y el postigo de Santa María.

Con más de 36 habitantes, la moderna Plasencia de polígonos industriales, bloques, jardines y avenidas convive con la rancia villa de casas solariegas, palacios timbrados con aire de fortaleza, murallas, escudos y espadañas.

La silueta de sus dos catedrales claman al cielo como los templos más hermosos de Extremadura.

Sería imposible enumerar las casonas y palacios que amueblan Plasencia. La casa de los Monroy es la más antigua y data del siglo XIII. Frente a ella se alza la de los Zúñiga, sus viscerales enemigos llamado el palacio de Mirabel…; también engalanan la villa entrañables rincones como el parque natural de la isla, formado por los dos brazos del río,
y el de los Pinos del acueducto de cincuenta y cinco arcos llamado de San Antón, y el cementerio judío. Pero el corazón de Plasenciadescansa en su plaza Mayor, presidida
por el recio Ayuntamiento, en lo alto de sus dos torres, el abuelo Mayorga marca las horas de los placentinos. Desde que en el año 1200 Alfonso VIII concedió a la villa un mercado los mates, los frutos de El Valle y La Vera llevan siete siglos dándose cita entre sus soportales. El llamado “martes turístico” se celebra en agosto.

También merece la pena visitar el Santuario de su patrona la Virgen del Puerto, que a cinco kilómetros de la villa brinda una espectacular panorámica de la monumental Plasencia mirándose en el espejo de su río.


















































jueves, 6 de diciembre de 2007

Navidad




Navidad

De campos de Extremadura

van llegando los pastores
para llevarles al niño

de Castuera, los turrones.

El arrope y la miel
almendras garrapiñadas,
ricas cerezas del Jerte
en almíbar confitadas,
y un buen cordero merino,
el mejor de sus majadas.

De Almendralejo licores
de avellanas y bellotas
para el bueno de San José
que se tome alguna copa.

A la Virgen llevan lana
para que pueda tejer
un jersey y un camisón
para el niñito Manuel.

Que ha cumplido dos mil años
y habrá dado el estirón,
más que pañales el niño
necesita un pantalón.

Encarna Jiménez





martes, 4 de diciembre de 2007

¿Qué tendrán los campos?


¿QUÉ TENDRÁN LOS CAMPOS?

Humilde pastor
de estampa sencilla,
de humilde morada
y de campanillas.

De lucha diaria
con los elementos
con fríos y escarchas,
con rayos y truenos.

Cuidas del rebaño,
pastor y tu perro
va siempre a tu lado,
tu fiel compañero.

Bajas hasta el río,
al abrevadero,
los corderos blancos
son copos del cielo.

Que van salpicando
los valles y cerros
por la sierra agreste
de campos concretos.

Pastor de mi tierra,
tienes mi respeto,
mi ofrenda, mi musa,
mi abrazo sincero.

Es Extremadura
la que tanto quiero
tierra de pastores
y de jornaleros.

De gente sencilla
con sabor añejo,
de mano extendida
siempre hacia el viajero.

¿Qué tendrán los campos
que rodean mi pueblo?
Parece que Dios
se esmera en ellos.

Y un don especial
le diera al hacerlos
igual que un primor,
regalo supremo.

Mi pena se crece
si me marcho lejos
y su bella estampa
contemplar no puedo.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Monfragüe


MONFRAGÜE

Tres ecosistemas, el roquedo, el monte mediterráneo y el medio acuático configuran en Monfragüe un tesoro biológico sin parangón. Monfragüe ha sido llamado a ser el parque nacional número 14 de nuestra red. Gozará así de la máxima protección existente en este país. No le toca, y eso es cierto, el privilegio de ser el primer parque nacional que se crea para preservar el ecosistema más genuinamente ibérico, el bosque y matorral mediterráneos, con sus buitres negros y leonados, sus cigüeñas negras y sus garzas, con sus culebreras y sus águilas imperiales, con sus ciervos y sus ginetas, con sus jaras, madroños, brezos, durillos, sus encinas, alcornoques, arces y acebuches. Les ganó por la mano Cabañeros, quizá gracias a la movida del campo de tiro que pretendía arrasar aquellas afortunadas soledades. Cabañeros está muy bien. Su dehesa infinita, su raña es un escenario magnifico, único, sobresaliente, pero la sierra de Monfragüe es incomparable. Los roquedos que jalonan las márgenes del Tajo son la viva imagen de lo agreste y salvaje, lo abrupto y lo ancestral. En dichos canchales se da, no en vano, la mayor concentración de vida animal dentro del parque. Aquí se refugian nada menos que 513 parejas de buitre leonado, 33 de
alimoche, 27 de cigüeña negra, 5 de búho real y 6 de águila real y
perdicera (según el censo oficial de 2005).
El monte que se desparrama por sus faldas, el manto vegetal que arropa estos roquedos y pedregales, cobija asimismo otra cifra récord en cuanto a fauna se refiere, 287 parejas de buitre negro, la mayor colonia del mundo. Monfragüe es, pues, su santuario. Cerca de los buitres negros anidan 12 parejas de águila imperial, 15 de culebrera, 27 de calzada y cientos de milanos y ratoneros, quienes también prefieren la tranquilidad de las dehesas circundantes, donde coinciden con otra pequeña joya ornitológica, el elanio azul, y también con carracas, abejarucos, alcaudones, abubillas, lagartos ocelados, culebras bastardas, ginetas, lirones caretos y zorros descarados, capaces de comerte la merienda a poco que te descuides. La dehesa extremeña atesora en el entorno de Monfragüe sus mejores alcornocales, visitados en otoño e invierno por miles de grullas y millones de palomas torcaces. Este bosque aclarado por la mano del hombre mantiene un singular equilibrio, genera vida a raudales, ofrece hierba, materia prima para que los fitófagos las conviertan en carne. Aquí, el ciervo es el primer consumidor y el primer productor de biomasa. En otoño protagoniza el espectáculo de la berrea, antes de que suenen las trompetas de las grullas y de que silben las balas. Simbolizan, en cierto modo, eso que se ha dado en denominar desarrollo sostenible.
Hablar de Monfragüe, dar datos, resulta fácil. Este enclave cuenta, con un cuarto de siglo de vida desde que comenzara a caminar de la mano de Suso Garzón. La historia se escribe así, año tras año, con los desvelos de las autoridades que lo conservan, pero también con los artículos, reportajes y libros de los cronistas y escritores, que ensalzan sus virtudes o critican sus defectos, que nos cuentan lo público y lo secreto.