domingo, 9 de marzo de 2008

FERIA (BADAJOZ)


En la tierra de Barros, al pie de la Sierra del Castillo, se encuentra la pequeña localidad de Feria, con tan solo 1.350 habitantes y un término municipal de cuarenta kilómetros cuadrados de extensión, constituye un pintoresco lugar considerado desde hace tiempo como un relevante conjunto histórico artístico entre los muchos con que cuenta la comunidad extremeña.

Aunque grandes edificios emblemáticos, tanto religiosos como civiles, no tiene muchos, el bonito conjunto de sus casitas encaladas, distribuidas de forma regular unidas a la belleza de los alrededores, es una delicia para la vista.

Estas maravillas podemos verlas desde la torre del Homenaje, una construcción gótica de cuarenta metros de altura que se añade al castillo que corona el otero y le da su nombre. Desde estas alturas, se puede ver una panorámica, colorista y luminosa, de gran parte de Tierra de Barros. Esta fortaleza medieval fue construida sobre la antigua alcazaba árabe, por orden de los señores de Feria en el transcurso del siglo XV, que eligieron este lugar por el marcado carácter estratégico de la zona.

Sin embargo los orígenes de la población se remontan a tiempos muchos más remotos. Actualmente se conservan algunos buenos vestigios prehistóricos, como el gran dolmen de la Casa del Monje, situado en la ladera de la montaña, en túmulo con siete lanchas que forman una sala poligonal. Para llegar hasta el dolmen hay que atravesar un largo corredor. La techumbre, de la que desgraciadamente no queda nada, estaba realizada con piedras y barro. Descendiendo por la Sierra del Castillo se llega a la zona urbana. Allí, rodeando la plaza porticada de estilo mudéjar del siglo XVII, se puede admirar un bonito caserío, con reminiscencias mudéjares, que igual que la plaza, permite observar el notable desarrollo arquitectónico que tuvo lugar en este siglo.

En esta misma plaza, la iglesia de San Bartolomé es el más emblemático edificio de Feria. Este templo fue construido a finales del siglo XVI en un estilo que se parece bastante al gótico. La iglesia cuenta con una magnífica torre de construcción muy posterior, fechada en el siglo XIX, en la que el barroco es el estilo predominante sobre otros elementos. Son dignos de una detenida visita, en esta iglesia parroquial, la monumental bóveda junto a la portada gótica que da a la plaza porticada, y también la imagen del Santo, enmarcada en una curiosa hornacina.

A pesar de ser un lugar pequeño, las fiestas y tradiciones de Feria son frecuentadas por un considerable número de personas, en su mayor parte de las localidades vecinas, que se unen a los habitantes del pueblo para conmemorar, año tras año en el mes de mayo, las fiestas de la Santa Cruz, en las cuales, en un contexto que evoca los crueles tiempos del feudalismo, se celebra el nacimiento de la duquesa de Feria, Ana Ponce, el día 3. La fiesta se inaugura durante la noche, con la representación de un auto sacramental y un Lignum Crucis en la plaza de la Entrega. En el transcurso de la mañana siguiente tiene lugar la espectacular procesión de las cruces, en la que éstas, adornadas con las flores características del mes de mayo, recorren las calles del pueblo, dando ocasión a un gran espectáculo tan agradable para la vista como para el olfato.

En Semana Santa, la ceremonia religiosa más destacada es el Descendimiento, narrado y representado en la calle el día de Viernes Santo.

En sus alrededores, destaca la presa de las Albuferas, a solo un kilómetro del pueblo, un estancamiento de las aguas donde se puede disfrutar de un agradable día en contacto con la naturaleza. Esta presa fue un antiguo embalse construido en el siglo XVIII, contribuyó durante una larga época a la fabricación de la harina, pues servía para mover las gruesas piedras de los molinos de la zona, origen de una cierta riqueza agraria que aún perdura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha gutado muchisimo, yo cmo corita te felicito

Anónimo dijo...

un pueblo muy bonito os animo avisitarlo