viernes, 25 de abril de 2008

Dos nidos





Enfrente de mi casa yace en ruinas

un viejo torreón de cuatro esquinas,

y en ese viejo torreón derruido

tiene asentado una cigüeña el nido.

¡Y parece mentira, pero enseña

muchas cosas un nido de cigüeña!


Por el borde del nido de mi cuento,

donde reina una paz que es un portento,

asoman el pescuezo noche y día

los zancudos cigüeños de la cría.

Cuando los deja la cigüeña madre,

trae alimentos el cigüeño padre,

y cuando con su presa ella regresa,

vuela el padre a buscarles otra presa;

y de este modo la zancuda cría

en banquete perenne pasa el día.


Estaba yo una tarde distraído

desde mi casa contemplando el nido,

cuando del campo regresó cargada

la solícita madre apresurada.

Presentó con orgullo ante su cría

una culebra muerta que traía,

y mientras sus hijuelos la "trinchaban"

y, defendiendo la ración, luchaban,

reventaba la madre de contenta

mirándolos comer... ¡y estaba hambrienta!

¡Y cómo demostraba su alegría

viendo el festín de su zancuda cría!

¡Qué graznidos, qué dulces aletazos

y qué cariñositos picotazos

les daba a aquellos hijos comilones

que estaban devorando sus raciones!


Al ver desde mi casa aquella escena,

llena de amor y de ternura llena,

bendije al nido aquel, y, ¡lo confieso!,

estuve a punto de tirarle un beso.

Ahogué mi beso, pero tristemente

me dije por lo bajo de repente:

"¡Quizá hay en el mundo quien querría

convertirse en cigüeño de la cría!"

José Maria Gabriel y Galán

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mariannete,
Un blog hecho con mucho cariño y dedicación. Me ha encantado.
Te envio mis saludos desde Brazil
Geraldo