La antigua población de Fregenal de la Sierra mantiene, todavía en nuestros días, bien guardado el secreto de su origen. No obstante, la hipótesis más aceptada habla de la aparición de una colonia fenicia en la zona, la cual habría sido latinizada durante la conquista romana. Según esto, el lugar se habría dado a conocer con el nombre de Fraxinus.
Lo que sí sabemos con seguridad es que fue el monarca Fernando III El Santo quien reconquistó la localidad a los musulmanes, lo que provocó, a partir de aquel momento, que la villa se convirtiera en un lugar de cierto esplendor.
Más tarde, ya durante el reinado de Alfonso X el Sabio, Fregenal de la Sierra fue donado a la Orden de Santiago, y posteriormente pasó a ser posesión de los monjes templarios. Fue durante esta época (siglo XIII) cuando se construyó un hermoso castillo en torno al cual se fue desarrollando la actual población, Un caso singular, puesto que la mayoría de las localidades de la región extremeña ha ocurrido lo contrario: las poblaciones han crecido separadas de sus construcciones defensivas.
Esta maravillosa fortaleza, de la que todavía conservamos una buena parte de sus muros de mampostería y sillares, que levantó sobre los restos de la tradicional alcazaba árabe. En ella podemos contemplar el magnífico escudo de la Orden de los templarios. El patio de armas quedó prácticamente destruido hace ya siglos y hoy día ese mismo lugar se encuentra ocupado por la pintoresca plaza de toros de la villa.
Durante muchos años Fregenal de la Sierra perteneció a la provincia de Sevilla, hasta que en el año 1833 fue incorporada definitivamente a la provincia de Badajoz. Cuarenta años más tarde la población recibió el título de ciudad. La base de la actividad económica fue durante un largo tiempo el hierro extraído de sus minas y la industria de corcho, ambas desarrolladas principalmente entre finales de siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, de la famosa artesanía del lugar, que fue una actividad tan importante en el lugar durante siglos, hoy sólo restan algunos talleres dedicados a la confección de adornos domésticos hechos en ganchillo, así como una cierta tradición alfarera muy apreciada por los buenos coleccionista .
En cuanto a su arquitectura, Fregenal de la Sierra conserva gran número de edificios de gran valor, tanto histórico como artístico, dotada de una enorme belleza y, la mayor parte de ellos, de un aire que nos hace evocar las limpias calles andaluzas, tanto por sus encaladas casitas como por la alegría que desprende el conjunto.
Adosada a un lateral del castillo templario se encuentra la iglesia de Santa María del Castillo, construida a finales del siglo XIII con los elementos pregóticos propios de la época. Las posteriores reformas de los siglos XVI, XVII, e incluso XVIII, han incrementado la belleza del conjunto con bellos ornamentos. Destacan el estilo renacentista en su exterior y los retablos barrocos del interior, dotados en el siglo XVIII.
Un conjunto arquitectónico de gran valor es el constituido por la plaza Mayor, edificada en el siglo XIII. Sin embargo, de este siglo solamente queda un pequeño soportal y parte del ayuntamiento, el cual, aunque construido en el siglo XVIII, conserva lápidas romanas y cañones pertenecientes a la Guerra de la Independencia. Esta plaza es un buen punto de partida para comenzar a explorar las delicias que nos depara la ciudad de Fregenal de la Sierra.
Otros edificios característicos del lugar son la iglesia de Santa Ana y la iglesia de Santa Catalina. La primera de ellas alberga un rico retablo plateresco y un bello mausoleo dedicado a Bravo Murillo, uno de los hijos ilustre de la ciudad. En cuanto a la segunda, aunque data del siglo XIII, y de esta época podemos encontrar importantes elementos mudéjares, fue objeto de numerosas reformas durante el siglo XVIII que la transformaron parcialmente, aunque no por ello ha mermado su belleza original.
También los conventos tienen una particular relevancia en toda esta zona. A lo largo del siglo XVII se fundaron en Fregenal de la Sierra cuatro comunidades religiosas: agustinos, claristas, jesuitas y franciscanos; no obstante, sólo el convento perteneciente a los agustinos mantiene hoy su función religiosa.
La ermita de los Remedios, edificada entre los siglos XVI y XVII, es el centro de la Romería dedicada a la Virgen del mismo nombre, a la cual debe asistir, según la tradición, al menos un miembro de cada familia. Esta Romería está frecuentada por un gran número de gitanos que viajan de todos los puntos de España, e incluso de Europa, para asistir a ella.
Otras fiestas de particular interés son la Semana Santa y la bonita festividad de la Virgen de la Salud, en septiembre, cuyo mayor encanto radica en la presencia de los “danzaores”, los cuales interpretan un extraño baile de gran originalidad y origen incierto.
Por todas éstas y muchas otras razones una visita a esta emblemática localidad de la baja Extremadura, a Fregenal de la Sierra, se convierte en un pausado recorrido por las grandes épocas de esplendor de una región de nuestro país donde la tolerancia ha sido siempre la principal virtud. En este lugar convivieron durante siglos en perfecta armonía tres culturas, la judía, la musulmana y la cristiana, y cada una de ellas nos ha dejado como herencia su particular visión del mundo, materializada tanto en sus maravillosas manifestaciones artísticas, como en sus tradiciones más arraigadas, lo que nos ha dado un presente rico en bellezas y en amabilidad, proverbial entre las gentes de la villa.
1 comentario:
Interesante descripcion de los origenes y la historia de Fregenal,de todo lo leido me quedo con la hermosura y gracia de las calles del pueblo y la simpatia de sus gentes.Saludos de un paisano que añora mucho su tierra y su virgen.
Saludos con mano izq.
Publicar un comentario